nos advierte de la necesidad de estar siempre alerta, siempre vigilantes, siempre conscientes y bien dispuestos.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra
Pero, ¿a qué se refiere exactamente Jesús con estar alerta y bien dispuestos, vigilantes y preparados?
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.
Jesús se refiere a la necesidad de vivir en el evangelio y practicarlo necesariamente sin reservas, a cada momento (que bien pudiera ser en realidad el último) y también, y sobre todo, actuando en cada momento de acuerdo a nuestro compromiso cristiano.
Sed {de espíritu} sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda {al acecho} como león rugiente, buscando a quien devorar.
Un compromiso de Amor sin reservas, de sacrificio voluntario y abnegación. De misericordia y rectitud, de fe y perseverancia. De libertad y valentía; la libertad y valentía que nos confiere la sabiduría de la Verdad última:
Porque somos hijos de Dios, existimos por su infinita Gracia y Amor, la Vida Eterna es su herencia para con nosotros y, por tanto, a nada ni nadie hemos de temer.
Conoced la Verdad, y la Verdad os hará libres.
Libres para ser, libres para actuar sin miedos ni reservas
Abba es mi Luz y Salvación; ¿a quién temeré? Abba es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?
Libres para cumplir con nuestro compromiso cristiano, un compromiso que es arduo y complicado, toda vez que nos exige actuar siempre en virtud de lo correcto y no de lo conveniente.
Lo correcto y no lo conveniente.
Sed {de espíritu} sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda {al acecho} como león rugiente, buscando a quien devorar.